Los deportólogos coinciden en que para salir a correr o trotar al aire libre los parques son ideales. El césped amortigua el impacto que la actividad física intensa provoca en las articulaciones. No ocurre lo mismo en las plazas, ya que el cemento de las caminerías y veredas puede dañar rodillas o tobillos. Allí se aconsejan las caminatas.